Periodismo y Cuentos

martes, 4 de agosto de 2009

Cuento

Horas decisivas

-¿Pero vos sabés si es cierto?

-¿Qué cosa?

-Sabés de lo que te digo, todo lo que se dice...

-No... bah, no se... ¿Qué querés que te diga? No tengo idea.

-¿Y si ganamos qué pasará?

-No se...

En realidad no sabían, pero por sus cabezas pasaban infinidad de cosas. Sí sabían de las cosas que se hablaban en Argentina, sí sabían de la ola de rumores que corría por Buenos Aires, de una cantidad numerosa de desaparecidos, de muertos. Ya con eso les alcanzaba para que el miedo se apoderara de ellos.

Sólo tenían que jugar un partido. Claro, ese partido era ante Argentina y en un mundial. Si llegaban a ganar ni se querían imaginar lo que les podía pasar. La verdad es que estaban muy perseguidos, y razones les sobraban. Es cierto que no tenían ningún dato concreto de esos rumores, pero les bastaba con eso para que la duda de qué es lo que tenían que hacer dentro de la cancha los invadiera.

-Vos escuchaste eso otro que dicen...

-¿Qué otra cosa?

-Lo del cargamento... de trigo creo...

-Si... Pero no se nada.

-¿A vos no te dijeron nada?

-¿De eso? No, nada.

Los rumores seguían creciendo y el partido se acercaba. Nadie se imaginaba una eliminación argentina de su propio mundial. Los cuatro goles que tenía que hacer el equipo de Menotti no parecían algo raro. ¿Para los jugadores peruanos también?

-Bueno, igual llegando hasta donde llegamos nadie nos puede decir nada, que se yo.

-Si, tenés razón. ¿Una derrota acá, qué nos cambia a nosotros? Es más, en Perú nos van a recibir bien supongo.

-Si, seguro ¿Por qué no?

-¿Vos viste a alguno de los militares de acá?

-No, a ninguno. ¿Por?

-No, te pregunto nomás. Los vi en la televisión y la verdad que un poco de miedo dan. Al menos por todo lo que se dice.

-Si, es verdad.

-En realidad hoy había gente en el hotel... No sé quiénes eran, estaban hablando con los dirigentes...

-Vos lo decís por lo que se está hablando...

-No no, por nada. No se. No se nada.

-Ah, esta bien.

-...Nos tienen que hacer cuatro goles...

-Si... cuatro.

Los dos se quedan mirando entre ellos, miran la ventana, miran la nada. No saben dónde mirar. En realidad no saben qué hacer con el partido.

-Vos sabés que no me siento muy bien.... Tengo un dolor en el estómago que ya no lo soporto.

-¿Ah si? Bueno fijate. Hablá con el médico a ver que te dice. Yo estaba por ir a verlo, porque me está molestando mucho el aductor. No le dije nada al “profe” porque quería jugar, pero si me duele mucho no se... Voy a ver que me dice el médico también.

-Y sí, no es cuestión de arriesgar. Si estás mal lo mejor es que juegue otro que esté mejor. Además si pasamos esta fase podemos jugar más adelante.

-Si... Bueno, voy con el médico. No sea cosa de que me haya desgarrado, porque me está tirando mucho la pierna.

-Está bien, yo seguro que vaya dentro de un rato también.

Ninguno de los dos tuvo que ver desde adentro de la cancha cómo le metían un gol tras otro hasta llegar a la media docena. Al otro día, los dos se encontraban cómodos y tranquilos en su país.