País Aborigen presentó
nuevo disco en el Auditorio Oeste, demostrando que puede pasar por distintas
melodías y momentos, pero sin perder esa esencia de seguir “Adelante”.
Es música. País
Aborigen puede ser rock, cumbia, ska. Puede ser fiesta y también nostalgia.
Puede ser optimismo al “mirar a lo lejos buscando algún modo, jugando a seguir”;
puede caer en la realidad y “aceptarlo cuando todo se acabó”. Puede ser eso que
se propone en cada disco. País Aborigen es música y el Auditorio Oeste fue
testigo de eso.
Con cambios que se
fueron gestando desde hace un tiempo pero que recién quedaron plasmados en su flamante
disco, “Adelante”. Nueva voz y un sonido que va más al frente, pero sin dejar
de lado las melodías que los caracteriza. Jamiro, Asustado y Licencia fueron
los primeros temas que sonaron, atacando al público con lo nuevo. Hubo novedad.
“La banda
necesitaba este disco”, dijo Gonzalo Fernández, esa voz todavía nueva para
algunos pero que pareciera estar acoplada al grupo desde hace tiempo. Y esa
necesidad quizá tenga que ver con una de las primeras frases que se escucharon:
“Tratar de escapar de nuestras malditas sombras. Sin ir más allá, sortear
nuestra propia historia”. Eso de esquivar adversidades también lo saben bien.
Los diferentes momentos
de la noche fueron acompañados por la gente que, como en todo recital, arrancó
tímida para ir soltándose cada vez más. Paisano (con Porno de Villanos) y
Energía apuntaron a eso. Y ese instante en que cada integrante desgarra las
cuerdas, sopla bien desde adentro, o le da fuerte a los parches, le sienta bien
a la banda. Hubo pasión.
Enseguida fue el tiempo
para que sonara el primer corte de difusión del disco, Ya nada es real. Aunque
el más viejo de los nuevos, Maquillaje, fue el que instó a todos a saltar,
olvidándose por completo de esa timidez inicial. Hubo saltos.
El costado bailable
fue de la mano de Ojos, pero si la cumbia hacía moverse, ni hablar si estaban acompañados
por La Sonora del Rey. Y seguido, Lupo, esa canción que siempre seguirá “a
donde quiera que vaya”. Hubo baile.
Una penumbra se
apoderó del escenario, mientras que la batería, bajo y guitarra la acompañaron,
la voz cantó: “él te creía una bella canción, y demostraste ser lo peor”.
Aunque siempre llega el momento para caminar De cara al sol. Hubo oscuridad,
hubo claridad.
País Aborigen
siempre le hizo guiños a las melodías de Soda Stereo y no desaprovecharon la
oportunidad para hacer lo mismo con Gustavo Cerati. Con Gonzalo en voz y Matías
Rodríguez Vives en guitarra, se escuchó Zona de promesas, Té para tres y Lisa.
Un sentido homenaje que valió la pena escuchar. Hubo respeto.
De vuelta a la
fiesta de su música y esa energía que se potenció con el Bocha Otero en los
teclados. Mal menor, Lejos y No hay más anunciaron el final del show, aunque
sin antes cerrar con el rockero De plástico. Una canción que marca toda una
declaración de principios: “Aunque todo sea difícil, contra la corriente voy a
seguir”. Hubo de todo, pero fundamentalmente, hubo música.
Luego de casi dos
horas, el Auditorio Oeste vestido de celeste y blanco, pero también lleno de
más colores, presenció el saludo final. Así se muestran, así son. Siguen y
avanzan. Como dijeron, la banda necesitaba este disco. Siempre necesitan
progresar, está en su instinto. Siempre yendo al frente, siempre "Adelante".
Buenísima la nota! Muchas gracias!
ResponderEliminarUn placer! Bien ahí cantando en Lupo eh! Un abrazo!
Eliminar"Hubo música" AMEN por eso! Buenisima nota Leandro!
ResponderEliminarGRACIAS
La música ante todo! Gracias a vos!
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