Periodismo y Cuentos

sábado, 5 de diciembre de 2009

Entrevista a Hernán Saravia

“Algunos hacen terapia, yo escribo”

A punto de terminar un año con muchos éxitos a nivel colectivo, el cantante de Pampa Yakuza, se mete en temas no tan comunes de escuchar. Repasa su vida, sus pensamientos e ideologías que van más allá de la música, exponiendo una forma de vida.

Llega diciembre, lo que anuncia el final de otro año, aunque no fue un año más para algunos. Sacando un disco y dvd en vivo, cumpliendo más de 10 años de carrera, tocando en el Pepsi Music, cerrando oficialmente el año junto a Andando Descalzo ante más de mil personas y, de yapa, teloneando a un tal Manu Chao. Definitivamente no fue un año más para Pampa Yakuza.

Por eso mismo, y para darle una vuelta de tuerca a todo lo conocido de la banda de Liniers, Hernán Saravia, el cantante, no sólo se detiene en lo actual o lo más popular, sino que cuenta algunos detalles de su vida, sus pensamientos y objetivos. Pero no solamente a nivel musical. También habla de política, de escritura, de lectura, de la trascendencia que logó con Pampa. Todo saliendo desde su boca y volcado a estas líneas.

-Sos parte de una banda que viene tocando hace varios años, sacaron cuatro discos, cada vez son más populares y más gente los va a ver. Siendo la cara visible de la banda ¿Cómo es un día normal tuyo?

-Todavía laburando en otra cosa que no tiene nada que ver con la música. Trabajo en un laboratorio, encargado de la parte de producción. Ahí estoy todos los días de 8 a 17. Después vengo para acá, que ensayamos dos o tres veces por semana. Mi día es ese, el laburo, la banda, todo dependiendo si tocamos, y el fin de semana metido con Pampa. Por ahora no cambia demasiado el hecho de tener un show o inclusive hasta de grabar un disco. Cuando llega la posibilidad de grabar uno, también es complicado pedir los días en el trabajo, por eso hay veces que tenés que hacer todo a posterior de tu laburo. Terminás grabando a las 12 o 1 de la mañana, te acostás muerto, al otro día a laburar y después tenés que seguir grabando porque tampoco te sobran las horas porque todo vale plata y tenés que meter los temas rápido. Pero bueno, es la coyuntura, el momento hasta que la cosa realmente pegue el vuelco y no digo vivir “súper”, pero sí vivir bien haciendo las cosas que a uno le gusta que es la música.

-Ese es uno de los objetivos...

-¡El! ¡El objetivo! Sí, el objetivo es vivir de lo que a uno le gusta. Eso está en cada uno de nosotros, vivir de lo que le apasiona. La pasión está puesta acá y el laburo para mí es un medio para poder bancar algunas cosas de la banda. Si bien con el paso del tiempo se ha ido autogestionando casi toda la movida que hacemos. Tocamos y la guita no se toca, se reinvierte y esto hace que no tengamos que poner plata todo el tiempo, sino que con el laburo que la banda va generando se va bancando continuamente.

Sentados en un sillón dentro de una pequeña habitación, con un día caluroso afuera y algo más fresco adentro gracias al ventilador que con un zumbido acompañará toda la charla. Mientras los demás músicos de la banda, a medida que iban llegando, comenzaban con los preparativos en la habitación de al lado, la sala donde ensayan.

-¿Las letras de las canciones son todas tuyas?

-El 99% menos una, que es “Dejarse llevar” que la escribió Lucho (Katz, uno de los guitarristas). Las demás las escribí yo, veremos que pasa de acá en adelante. No es que tenga el monopolio ni que diga ‘nadie escriba’. Por ahora se dio así.

-¿Y cómo es el momento de escribir? ¿Ya tenés algo en la cabeza y arrancás de ahí o surge solo?

-Es muy raro. Hay veces que se me ocurre una frase y a partir de esa frase armo todo un tema porque me parece que la frase está buena. “A otra cosa” por ejemplo, la escribí a partir de “Preferimos la derrota compartida al triunfo en soledad”. A partir de eso, armé toda la canción. Hay veces que una frase te llama a seguir escribiendo, parece que está potencialmente bueno y digo “vamos a trabajar por acá”. Y en otro momento me pasó de casi escupir una letra entera porque venís enrollado con un quilombo o querés hablar de algo puntualmente y es trasladar ese pensamiento al papel. A veces el proyecto de composición se altera. Así que voy en el subte y siempre tengo algo para bocetear o grabar, una melodía, lo que tenga en la cabeza porque uno no sabe cuándo le va a llegar la inspiración de algo.

-¿Siempre la idea de las letras es transmitir algo en especial?

-La idea es tratar de contar algo desde un lugar distinto... Tratar de darle un poquito de vuelo a lo que uno hace. No te digo que vaya a ser Neruda o Borges. Pero tratar de escribir como puedo escribir, lo mejor posible, tratando de potenciar siempre la forma en que quiero contar las cosas. No soy el tipo que lo que primero se le viene a la cabeza va a estar en la canción, seguramente a eso se le da un par de vueltas, tratar de embellecerlo un poco, de ponerle otro color a la canción. La relación que tienen las canciones de Pampa, es la forma en que tengo de escribir. La banda puede estar haciendo un reggae, un rock and roll, un candombe, un carnavalito, pero lo que tiene que ver con la lira, viene por el mismo lugar, como que “este chabón es el que me está contando la historia”. Después la banda tiene su forma particular de ver la música. Ninguna de las canciones puede que responda a un género específico. O sea, cuando hacemos un carnavalito no es un carnavalito tradicional, o cuando hacemos un reggae no es uno que lo puedas identificar con el estilo roots... es la forma en que salen.

Pero obviamente, Saravia no se queda con “su” música o sus letras. Va más allá y la escucha de otras bandas es habitual en él. Y no sólo de bandas consagradas o hiper populares, también presta su oído para grupos que recién comienzan y que muchas veces le acercan los discos o demos en los recitales. Un tipo “ecléctico” en cuanto a la música, tal como se define él mismo. Además la radio es una fiel compañía al momento de escuchar distintas melodías. “A veces encontrás cosas muy viejas, como un tema del año 70 y podés pensar que lo compusieron ayer y a veces escuchás temas que son de hoy y decís: esto lo tengo re contra escuchado”, explica.

-¿Te pasa con temas de otras bandas que decís: “Por qué no escribí esta letra o por qué no compusimos esta canción”?

-Sí, escuchás temas que te causan admiración, de muchas bandas... -Apenas comienza con su respuesta llega Ricardo Jahni, el bajista, y no va a ser el último en entrar a saludar. Al segundo de volver a sentarse continúa respondiendo-... No decís “¿cómo no se me ocurrió a mí?”. Decís “¿por qué no se me ocurrió a mi?” -y larga alguna sonrisa-. Hay canciones que trascienden a lo que es la banda. La canción, si la hubiese hecho cualquier otra banda, igual hubiese triunfado porque creo que no triunfan las bandas sino las canciones y detrás de las canciones van las bandas. Entonces decís de canciones: “uh, me hubiese caído a mí esta idea”. Pero uno es lo que es y cada día que pasa trata de hacer mejores canciones y trata de potenciar los recursos que la banda tiene. Hoy por hoy no tenemos un hitazo radial. Muchas veces tiene que ver con la difusión. Hay temas que te los embocan de tanto manijearlo y al final terminás cantando cualquier cosa.

-Lo vas cantando por la calle y después te das cuenta...

-Tal cual “¡Qué basura que es esto, no puede ser que esté cantando esta bazofia!”... Pero tiene que ver con la industria y lo que terminan imponiendo los dueños de las radios. La bajada de línea de una compañía es muy grande. Dicen: “hay que poner este muchachos, todos los días cinco veces por hora...” y en algún momento te vas a acordar la canción, es inevitable. De ahí a que esté bueno hay un abismo. Creo que nosotros tenemos buenas canciones, no digo que sean ni mejores ni peores que otras. Pero creo que tenemos grandes canciones y sin embargo, no tenés el apoyo de una compañía como para que la cosa se haga masiva.

-De los temas de ustedes ¿Tenés alguno preferido?

-A ver... No sé si me gusta el 100% de las canciones que hemos hecho, creo que eso nos pasa a todos. Uno nunca está conforme ni está enamorado con todo lo que termina haciendo en su vida. Creo sí que, a mi modo de ver, tenemos muy buenos temas. “La mañana del mañana” es una de las mejores letras nuestras; “Sol de los pobres” me encanta como canción; “Carnaval...” va más allá de lo que es el tema, tiene mucho de afectivo para nosotros, fue la primera canción que nos hizo un poco conocidos o por lo menos que puedas identificar a Pampa con algo. Y que termines los show cantando “que te anda pasando”, te queda.

-Los acercó más a la gente.

-La gente la tomó mucho a esa canción, como que se hizo cargo de “Carnaval...”, y tiene una simbología muy importante para la banda. La canción está buena porque si la gente la canta por algo es. El tema es del 2003, quizás el primero que trascendió un poco más. Hoy es el cierre de los show así que tiene una aureola importante para Pampa. Después hay otros, “Contra las cuerdas” me gusta mucho. Hay varios que desde la letra y la música están bastante redonditos.

Una pausa en la música para dar pie a otros aspectos que, en principio, cualquier persona los ve lejos de personalidades que aparecen en alguna nota o los ven sobre un escenario. Pero hay temáticas que últimamente aparecieron en las letras de las canciones de distintas bandas y esta resulta una buena oportunidad para hablar de eso.

-¿Te interesa la política?

-El que dice que no es político es porque está metido en política. Para decir “no me interesa”, es porque está metido en algo, quiero creer que pasa por ese lado. Yo leo, escucho, analizo, decodifico y tengo una mirada muy personal. No me compro lo que me vende Clarín ni me compro lo que me vende Cristina... Hay que andar con mucho cuidado, porque tenés tanto bombardeo de cosas que si te parás ante lo que muestra el multimedio decís: “Uh, no vale ni la pena despertarse. ¿Para qué puse un pie debajo de la cama hoy?”. Y si ves la otra cara también, que estamos bárbaro... No. Me parece que hay muchas cuestiones que tienen que ver con una forma de ver la política muy particular. Tiene que ver con algo más sudamericano, y lo saco a Brasil de esto, a nivel de las grandes familias, como que siguen siendo los mismos. Los Kirchner estuvieron en Santa Cruz un montón de años, los Rodríguez Saá en San Luis, los Juárez en Santiago. Hay mucho de eso en la historia de acá, como que siempre necesitamos un caudillo y en otros lados no ocurre, hay una alternancia razonable en el poder, el que viene no es que destruye lo que hizo el otro, sino que trata de potenciar lo que dejó, hay una cuestión de tratar de crecer. Acá siempre lo que hizo el otro está todo mal, no sirve para nada y eso es lo que nos imposibilita despegar un poco. Igualmente soy de los que creen que si a Brasil le va bien, a nosotros también nos va a ir bien pero por rebote. Si a Lula le va a ir bien como parece que le va a ir... Estamos ahí nomás, algo de rebote tiene que llegar para acá. Hay que aprovechar esas pequeñas cosas para estar lúcidos y decir “yo tengo que entrar en eso, no puedo negar esta realidad”, hay que acomodarse a otro y tratar de avanzar con ese otro, desde el lugar que nos toque.

A pesar que la política no es un tema tan recurrente en sus shows o en las notas que da, Saravia no necesita rebuscárselas y da a entender que sabe de lo que habla y que camina con cuidado ante todo lo que lo rodea. Sin embargo, se vuelve a hablar de algo más cotidiano para él, algo que le gusta bastante y que está más relacionado con la música.

-¿Sos de leer bastante?

-Me gusta leer y escribir, las dos cosas. De hecho, yo a los 4 años ya leía, siempre me gustó leer. No sé si tanto la ficción, del tipo de novelas como “El señor de los anillos” que es súper fantasiosa. Igual la leí toda porque me gusta leer -diciéndolo por tercera vez para que quede claro-. Me gusta quizá lo que es más real, lo que pudo haber pasado, pudo haber sucedido. Los libros de Pigna me gustan. Cuando puedo, si tengo que matar el tiempo, trato de tener algo a mano para leer o escribir algo. Yo escribo pero no tiene que ver con canciones, es mi forma de catarsis. Algunos hacen terapia, yo escribo.

-En tu blog habías dicho que es una especie de cable a tierra esto de volcar algunas ideas o pensamientos ¿Necesitás muy seguido ese cable a tierra?

-Comparto mucho eso que dicen, que el mejor momento para escribir es cuando estás hecho mierda o estas súper. Cuando estás en esos momentos de “intrascendencia”, el día a día, es más difícil que te pueda conmover algo. Creo que tenés que pasar por algo muy bravo o por un momento de éxtasis como para escribir grandes cosas. Igual yo soy un convencido que en los momentos de más oscuridad salen los grandes temas. La gente creo que tira más para abajo que para arriba en ese sentido. No sé si comparto tanto esa visión negativa de la cuestión, pero uno se identifica con temas más para abajo, con cosas que lo hayan tocado muy en las fibras. Por ejemplo, algo muy literal, no sé si la gente se identifica más con “Reírme más” de Leo García que con “Un Pacto” (de la Bersuit). No sé si es por una cuestión de idiosincrasia del argentino que es más melancólico, esa cuestión del aire tanguero, pero siempre nos emparentamos más con la crudeza que con el “está todo bien”.

-¿Tenés algún referente en la escritura?

-A ver... Siempre que escucho una banda no sólo me detengo en lo musical, sino que trato de entrar en lo que el loco escribe. Si me gusta lo que escribe es más factible que me guste la canción, dejo en un segundo plano lo musical y trato de escuchar un poco más cómo cuenta la historia el loco, qué está diciendo. Si el tipo escribe súper, quizá me guste el tema aunque no sea una obra musical increíble. Musicalmente, no sé si “Las Pastillas...” me llegan tanto, como sí me llega cómo escribe el chabón; me gusta mucho cómo escribe pero no tanto la banda musicalmente. Sabina me gusta mucho cómo escribe pero no como canta. Al igual que Serrat, que me parece un gran escritor pero no es un gran cantante. Son trovadores o escritores que lo cuentan cantando. De lo nacional, Fito también me gusta como escribe. El Indio tiene temas muy copados pero también tiene algunos que, honestamente, yo no termino de comprender qué me quiere decir específicamente, pero serán mis limitaciones... Spinetta también, con su vuelo y todo, usa muy buenas metáforas, los recursos que utiliza. Hay muchos. Yo no copio, pero sí escucho y trato de ver cómo lo cuenta, desde qué lugar. Robo alguna mirada, no es que robo literalmente una frase.

El blog personal del cantante de Pampa, sirve como inspirador para aquellos que quieran empezar a escribir algunos pensamientos, desahogarse con sus penas, así como también para los que ven reflejado parte de sus vidas en las palabras que él escribe. Inclusive también sirve como disparador a preguntas y temas para seguir hablando en una de las habitaciones del departamento que la banda utiliza como sala de ensayo, mientras que el resto de los músicos sigue con algunas reformas en el lugar.

-Relacionado con algunas cosas que escribiste últimamente ¿Cuál crees que es la mejor manera de activar el cerebro? ¿Leyendo, escribiendo, alguna actividad física?

-Lo importante es no dejarse dominar por la pantalla solamente y quedarse con la verdad absoluta de lo que te quieren contar en la televisión o lo que estás leyendo en un diario. Me parece que la mejor actividad que se le puede dar al cerebro es analizar y decodificar lo que te quieren decir y que vos no compres absolutamente todo en la forma en que te lo quieren decir. Si uno hace su propio análisis ya está utilizando el cerebro para algo. Hay mucha data dando vuelta y poco tiempo para pensar. Entonces uno cuenta lo que le cuentan a uno, o lo que lee. No se usa el tiempo para ver por qué te lo está diciendo de esta forma, ahí hay que usar la energía del bocho. Y después, si tenés un tiempo libre, me parece que está bueno leer, te abre el vocabulario, te abre otra puerta a lo cotidiano, te puede transportar a otros lugares, llevarte a otro mundo por un rato. Está bueno abrir puertas distintas cada tanto, encontrarse con otra realidad de la que uno está viviendo.

-También dijiste en algún momento que las ideas son cosas que pasaron o que pueden llegar a pasar y lo mejor es vivir el presente... ¿Sos de llevar a cabo en lo cotidiano esas “propuestas”?

-Eso en realidad fue como un ejercicio, como una especie de doctrina, de decir: el futuro uno no lo conoce y se preocupa por algo que no conoce, y uno a su vez vive acongojado por cosas que no hizo o que sí hizo mal en el pasado... En definitiva está siempre esa sensación de “estoy mal por algo que pasó y no lo pude evitar o estoy mal por algo que mañana puede pasar, pero no sé qué puede pasar”, entonces te estás perdiendo lo que está pasando ahora, que en definitiva es lo que uno tiene que vivir más fuertemente. Como que estás metido siempre en los pensamientos, pensás, pensás, pensás... Pensás lo que viene, lo que pasó y te estás perdiendo lo que está pasando y me parece que está piola, simplemente estar conciente donde está uno. O sea, estamos hablando ahora, tenemos un eco de voces atrás, tenemos al aire del ventilador que por suerte nos refresca y tenés que estar conciente de eso también, está bueno. Más que nada para no tener siempre una visión más oscura. Ahora, en este momento, ya, acá, no tenés nada que te pueda apesadumbrar. Si uno es conciente de eso, no sé si estaría con una felicidad, pero por lo menos no tendría una pena tan grande. Sino estamos todo el tiempo con la angustia de lo que no fue o de cómo será.

Claramente, un tipo con pensamientos propios, con ideales, con buena onda, con energía y con una cierta notoriedad dentro de la música por remarla tantos años, especialmente entre las personas que vienen siguiendo a la banda hace tiempo.

-Después de tocar en muchos escenarios, cada vez ante más gente ¿Te sentís famoso?

-No... No... No, famoso no. Yo pienso más en ser exitoso que en ser famoso. El éxito va de la mano con la satisfacción personal. Lo famoso es para el afuera, lo interno tiene que importar. El éxito está ligado en hacer lo que uno hace con ganas, hacerlo bien, poder vivir de eso, con eso tiene que ver el éxito personal. Ser famoso... es para otro género. Sería mucho más feliz siendo exitoso que siendo famoso. A mi me gustaría ir a los chinos a comprar algo y que nadie te rompa las bolas. Ser uno más del montón, poder hacer mi vida lo más bien sin tener que convivir con 50 guardaespaldas o mandar a alguien a hacer los mandados porque no puedo salir a la calle... una crueldad absoluta sería. No creo que nadie esté aspirando a eso como meta, que diga: “el día de mañana espero no poder salir a la calle”, me parece una pelotudez... Sí me gustaría que se reconozca el laburo, que la gente se sienta identificada con lo que uno hace, que lo demuestre, todo bien, pero tampoco que no puedas vivir tu vida.

-Podés ir tranquilo a comprar a los chinos, pero tenés una cierta exposición...

-(Interrumpiendo, a modo de recuerdos e imágenes cercanas que se le vienen a la cabeza) A veces ha pasado que la gente te diga “¡Che Pampa, che Pampa!” Uno no tiene la dimensión si la gente lo puede llegar a conocer, a mí o a la banda. Como que uno siempre minimiza el hecho: “en definitiva no somos tan conocidos”. Pero de repente fuimos a tocar al Pepsi y me pasó a mí, le pasó a Lucho y le pasó al Ruso, de estar caminando y un montón de gente te diga “eh loco, ¿a qué hora tocan?” o “¡aguante Pampa!”, y no gente que uno conoce de todos los shows, ese grupete de pibes que ya los tenés identificados. Gente que decís: “no tengo ni idea de dónde nos conocen”. Igual venimos hace 10 años con esto, tiene una cierta lógica que alguien te conozca, pero tampoco que no podemos salir a ningún lado ni mucho menos. Siempre lo hablamos con el Ruso -comienza diciendo mientras se le marca la sonrisa en la cara acordándose de más cosas-, cuando tocamos en la costa, en San Bernardo, vamos a tomar un helado, que hay dos o tres heladerías nomás... “Hoy te vi en la playa, ey Pampa!”... Entonces nos decimos: “Bueno, nos tenemos que poner la careta porque no podemos salir” -y acá ya sí larga la carcajada-... Después no pasa nada, está todo tranquilo y está bueno. Siempre con los pies sobre la tierra y ser uno más, a mí no me interesa ser alguien distinto al resto.

-Algo relacionado con eso... ¿Qué les pasó cuando escucharon “La mañana...” sonando en el estadio de Mar del Plata?

-Uhh, eso fue una sorpresota! (exclama mientras le queda la sonrisa dibujada en la cara).

-De repente se encontraron con eso en la tele...

-Claro, estábamos en cualquiera, no sé si por comer o qué carajo y escucho el tema... “No creo que nadie de la banda tenga de ringtone en el celular una canción nuestra, sería demasiado... No. Alguien puso el disco, encima disco viejo...” Paso por la tele y veo que es de ahí. ¡Estaba en el estadio Mundialista! ¿Cómo carajo llego ahí? Hoy pasa que te avisan: “Che estoy en la cancha de Huracán y están pasando ‘Cuidando el empate’” o “estoy en la cancha de Argentinos y están pasando algún otro...” Creo que los temas de Pampa tienen como una cuestión futbolera. Uso muchas metáforas futboleras para contar algo que no tiene que ver con el fútbol. “Cuidando el empate” evidentemente no es el score de un partido de fútbol, tiene que ver con una actitud frente a la vida, del conformismo. Y nos pasan a veces en la cancha de Chicago, en la de Vélez, en la de Argentinos... Pero verlo ahí en el Mundialista... y aparte, teníamos amigos que estaban en la cancha, en Mar del Plata, y empezaron a caer los mensajes: “te estoy escuchando en la cancha”, o los que estaban en Capital, “che están en la tele”. Quedó bárbaro porque justo lo estábamos filmando (para el DVD).

-Hablando de fútbol ¿Hincha de qué equipo? O ya no lo podés decir por la fama...

-Nooo... Igualmente soy hincha de la mitad más uno, tampoco soy muy original. Creo que el cuadro del cual es cada uno tiene que ver mucho con la sangre. Si sos muy fanático de un club, tu hijo va a ser de ese club y no le va a importar cuántos campeonatos ganó, cuántos no ganó. Sino no habría hinchas de Racing o de Gimnasia. Creo que tiene que ver con la sangre, con lo que a uno le acercan de chiquito. En mi caso, mi abuelo era de Boca y yo me hice de Boca. Después tuve mi etapa súper fanatizada y durante la primaria y secundaria me sabía todas las formaciones, no solamente de Boca, de cualquier club. Después a los 23, 24 años amainó un poco. Igual sigo viendo los partidos o escuchando, pero no estoy tan dependiente de cómo le va o cómo le deja ir al equipo. Igual creo que el fútbol va más allá de lo que es el fútbol en sí. Un montón de actitudes en la vida se trasladan a la cancha o al revés, de la cancha vienen muchas cosas a la vida. Mismo en el rock.

-¿Ustedes lo ven eso en los recitales?

-Y... se vio. Ahora se ve menos... -por un instante pierde la seriedad que tomó porque el que entra ahora es el Bocha Otero, tecladista de Andando Descalzo, y las bromas en medio del saludo se hacen presentes, aunque no tarde en ponerse serio nuevamente- En el rock se vio eso, como que el rock pasó a ser un equipo de fútbol y no le hizo bien. Creo que se perdió el eje. Uno que va a ver a una banda o a un solista, paga una entrada para ver un hecho artístico. En otro momento, la gente pagaba una entrada para ver al de al lado haciendo bardo y no escuchaba ni lo que venía de arriba del escenario ni la propuesta de escena, nada. Eso era anecdótico, que es lo que le pasa a un tipo plantado en un paravalancha, de espaldas al partido y agitando al resto ¿Qué es lo que le importa del fútbol? El protagonismo, estar arriba de ese paravalancha digitando “vos cantás”. Como que a la gente se le subió a la cabeza que era la protagonista real y me parece que eso no fue bueno, porque ocasionó mucho quilombo. Parte de lo que pasó en Cromañón tuvo que ver con esa mirada, bajada inclusive muchas veces desde las bandas. Hay que hacerse cargo también de lo que el rock proponía. Hoy por hoy, hay un poco más de “voy a ver una banda, un espectáculo, la paso bárbaro, me entretengo porque vengo a ver una propuesta”. En nuestro caso la gente siempre lo entendió por ese lado. Somos una banda que no nos importó hacer mugre arriba del escenario. A veces, nosotros mismos nos decimos: “no podemos hacer un poco de mugre, no nos sale”. La realidad es esa. Querés hacer un punk y no te sale “2 Minutos”, te sale un punk a lo Pampa Yakuza. Somos así, bastante prolijos musicalmente y tiene que ver con cómo somos nosotros. No somos una banda súper bardo, el público que viene no es súper bardo y nuestra propuesta tampoco es “embardemonos”... El público nuestro tiene que ver con lo que la banda ofrece.

-Mencionaste lo de Cromañón ¿A ustedes cómo los afectó? Habían sacado un disco, al tiempo sacaron otro...

-A nosotros, Cromañón nos agarró en pleno crecimiento, aunque nunca dejamos de crecer por suerte, siempre hemos avanzado en pequeños peldaños. Pero nos agarró en esos momentos casi de quiebre para la banda. Nosotros estábamos tocando en un lugar donde terminamos llevando entre 500 y 850 personas como tope en los shows más convocantes. Para el 2005 teníamos un nuevo disco y pasó lo que pasó. “¿Y ahora qué hacemos?” nos dijimos, no habían más sucuchos ni clubes para tocar, nada. Y había que meterse sí o sí en una sala más grande. No estábamos tan concientes de lo que podía ser una movida en El Teatro por ejemplo, sobre los costos que se manejaban en el lugar. Como que Cromañón nos hizo agudizar la cabeza para ver cómo carajo reinsertarnos. Si a nosotros nos agarraba convocando 200 personas, creo que nos partía al medio porque no había lugares para tocar. Como nos agarró en un lugar más o menos... teníamos algo de olfato para ver qué inventábamos. Rompiéndonos el orto, pudimos tocar en El Teatro de Colegiales y meter ocho gambas en esa fecha. Pudimos reinventarnos y hacer que el público creciera. No había más lugares. La primera fecha del año nuestra, históricamente, es la más convocante. Volvimos de la costa y no sabíamos dónde tocar. Tuvimos que tocar en Martínez porque en Capital no había un lugar abierto y nosotros queríamos tocar y además teníamos que tocar por la gente que recién nos conocía, para que vea un show de la banda en serio. Porque tocamos en la playa que está bueno, pero no es un sonido súper y hay un montón de cuestiones que no se dan y queríamos hacer un show bueno y la verdad que no había donde hacerlo. Nos afectó porque no pudimos tocar tanto como en el 2004. Después volvés a reencaminarte, con todas las cosas que hubo. Pero estamos con ese pequeño crecer año tras año que nos viene acompañando la buena por suerte.

No sólo los acompaña “la buena” sino que la gente también y se va renovando cada vez más. Parte de ese público es aquel que tuvo la suerte de encontrarse a Pampa Yakuza en el estadio de All Boys, actuando como teloneros de Manu Chao. Algo que no se esperaba pero llegó, una especie de premio a tanto esfuerzo, tantos años y tanta música derramada por distintos escenarios. ¿Y ahora? Un par de fechas en Devoto, Olivos y quizás alguna otra para sí cerrar definitivamente el 2009.

Pero el 2010 vendrá acompañado por más música y parece que nueva. Además de la gira típica por la costa en el verano (en esta ocasión más corta que las anteriores) y algún toque posible en Comodoro Rivadavia, ya hay a la vista un nuevo disco. “Si llegamos, tiene que ser un año de composición para la banda, hacer temas nuevos, hace bastante que no mostramos canciones nuevas y también por eso el arreglo de la sala, para tratar de poder escucharnos mejor, de tener un lugar cómodo para poder componer” dice Saravia.

Además explica que “vamos a dedicarnos a hacer canciones porque no tenemos que perder de vista eso. Somos una banda que hace música y que está bueno hacer temas, no sólo para la gente, sino también para nosotros. A jugar un poco de vuelta.”

-Rompen con los dos años...

-Rompemos con la hegemonía de cada dos años un disco nuevo y vamos a tratar de tener uno de estudio con canciones nuevas. El objetivo está, después si llegamos o no, veremos, pero la idea es, si están las canciones, que se las pueda grabar para el año que viene.

El público que los vio por primera vez hace más de 10 años, el que los vio en alguna playa, el que los vio infinidad de veces con los Andando, el que los vio telonear a Manu Chao, el que los vio en el Teatro de Colegiales cuando grabaron el DVD y todos aquellos que se sumarán pronto a la familia Yakuzera, agradecidos.

2 comentarios:

  1. Buenisima la nota ! la puta madre me emocioné...
    qué manera de crecer!

    agost

    ResponderEliminar
  2. Que buena nota!!!

    lindo lindo todo el texto, comparto con mi amiga agosT que escribio arriba. Grande Hernán!

    ResponderEliminar