Periodismo y Cuentos

domingo, 31 de julio de 2011

Derrotas y cuestionamientos

Varios técnicos fueron muy criticados y quedaron en la cuerda floja luego de ser eliminados de la Copa. Algunos con mejor suerte que otros pudieron seguir, pero los resultados están a la orden del día en el momento de decidir la continuidad de cada uno.

Cuando comenzó la Copa América, el sueño de todos era jugar el último partido en el Monumental y levantar el trofeo. Aunque una vez que terminó, el deseo de los entrenadores comenzó a pasar por otro lado y es el de poder seguir en el cargo. Antes los técnicos empezaban a ser cuestionados luego de un Mundial o después de una larga racha de malos resultados. Ahora, la Copa pasó a ser un parámetro más para pensar un posible despido.

“No sería lógico echar a Batista”, anunció Gerardo Martino, luego de terminada la final. Y aunque en esta ocasión, dentro de la cancha, la lógica fue de la mano con el triunfo uruguayo, muchas veces este concepto queda de lado y más si es deber de los dirigentes el llevarlo a cabo.

Y eso se ve claramente con el caso argentino, donde los directivos, con Julio Grondona a la cabeza, le dieron la chance a Sergio Batista hace tan sólo nueve meses para convertirse en técnico oficial del Seleccionado. En estos momentos, esa decisión quedó sepultada en el olvido. La eliminación ante el conjunto que sería el campeón y las malas actuaciones de un equipo lleno de estrellas que nunca terminó de consolidarse como un equipo, parecen ser fatales para la continuidad del “Checho”.

Algo similar, aunque con mejor suerte, fueron las situaciones de los entrenadores colombianos Reinaldo Rueda y Hernán Darío Gómez. En el caso del primero, al mando de la Selección de Ecuador, tuvo que soportar un empate, dos derrotas y muchas críticas luego del torneo. Al igual que con Batista, no pasó un año desde su asunción, pero por la mala campaña, los cuestionamientos se hicieron presentes.

Inclusive, desde la fase preparatoria para el campeonato, su lugar ya estaba en discusión y el mismo Rueda había admitido que conseguir buenos resultados tranquilizaría el ambiente. Desde ya que esto no pasó, pero sin embargo Luis Chiriboga, presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, lo respaldó en el puesto. Por las dudas, los nombres de Alfio Basile, Ricardo La Volpe y Edgardo Bauza ya empezaban a tomar cada vez más fuerza.

Con el “Bolillo” sucedió algo parecido, aunque con críticas un poco más moderadas por parte de los simpatizantes colombianos. La prensa de su país fue más blanda en los cuestionamientos, pero desde un principio había una pregunta instalada desde los medios: “¿Son buenas las segundas partes?”, haciendo referencia al segundo ciclo de Gómez en la Selección de Colombia, iniciado antes del Mundial de Sudáfrica.

Gerardo Martino llegó a la final de la Copa pero también su continuidad está en peligro. Obviamente, en este caso no por malos resultados, sino por algunas diferencias que se dejaron entrever entre el “Tata” y los dirigentes paraguayos. Ayer, en la conferencia de prensa post final, anunció que se tomará algunos días para analizar si sigue o no al frente de la Selección.

Igualmente si se habla de rendimientos, el de Paraguay no fue el mejor y, según el mismo técnico, fue de mayor a menor en la Copa. Empató todos los partidos, pasando de fase gracias a las manos de Justo Villar en los penales, y perdió con Uruguay el último encuentro. A pesar de esto, se respeta todo lo hecho durante el Mundial del año pasado.

Aunque por ahora, sólo la cabeza de Batista sería la única que rodaría luego del torneo continental, lo sucedido con los otros entrenadores hacen replantear la importancia de la Copa América y la incidencia que tiene en el trabajo a largo plazo de los técnicos. Las dudas, controversias, cuestionamientos y demás puntos para criticar aumentaron notablemente y parece que ya no importa tanto si se le firmó un contrató a un entrenador días antes de que empiece el torneo. Parece que lo único que importa son los resultados. Parece que ya no hay mucho tiempo para trabajar. Parece que la lógica que pide el mismo Martino, está en extinción. En realidad, no parece. Es así.

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